¿Te acuerdas de lo que te decían cuando eras niño y te curaban el rasguño del brazo o la pierna con un poco de algodón empapado con alcohol?
Tú te quejabas por el escozor, pero te decían: «tranquilo, si pica significa que se cura».
Hoy voy a recordar algo una vez más.
Sanar no es un masaje relajante. Eso sería un alivio. Sanar puede significar tener que abrir la herida y mirarla profundamente para limpiarla, pues seguramente quedaron residuos escondidos.
Sin hacer eso, sin observar bien aquello que nos duele, sólo nos anestesiamos por un tiempo más.
Por eso, si quieres liberarte de vivencias duras que arrastras, se pide la suficiente valentía para sentir el escozor de la herida.
Sin embargo, esa será la señal de que se está curando por fin.
Sanar a nivel del alma implica pasar por una etapa dura. Darte cuenta de lo que aún guardas resentidamente en tu corazón es la única solución. Allí todo se mantiene muy bien escondido.
¿Quieres realmente ver lo que escondes?
Como decía Saint-Exupéry en «El Principito»: «Solo con el corazón podemos ver bien. Lo esencial es invisible a nuestros ojos»…
Se requiere una voluntad verdadera para tener la valentía de querer curarse definitívamente.
Sonia Coll

Comunicadora terapéutica, canalizadora, formadora y escritora.
Mi servicio es comunicar y acompañar en los procesos de cambios evolutivos. Como facilitadora transmito, activo y ayudo a integrar aquel conocimiento que permitirá a la persona una evolución en consciencia, tanto a nivel espiritual como en lo cotidiano, y lo llamo Sanación por Consciencia.
A su vez, toda la formación que ofrezco gira también entorno a adquirir una visión más elevada de la vida, facilitando así el bienestar ante cualquier desafío que aparezca.