Por lo general, nadie está del todo de acuerdo con lo que un espejo le refleja sobre él o ella.
De hecho, no es raro que no amemos lo que vemos ahí ya que en realidad no somos ni esa forma ni ninguna otra. Más allá de feo o bonito, agradable o desagradable, es verdad, no somos eso. Y nuestra esencia no lo ha olvidado. Nos es muy raro todavía adaptarnos a lo físico.

No obstante, y entrando en materia metafísica, mientras nos sentimos un cuerpo no nos cabe otra que aprender a amarnos sin condiciones. No solo físicas, sino emocionales y mentales.
Lo que quiero decir es que el espejo nos muestra todo aquello que debemos trascender, más allá de que el reflejo lo interpretemos como perfecto o imperfecto.
En esta ilustración se palpa la ternura que debemos tenernos y la amabilidad con nuestros procesos emocionales hasta que consigamos ese elevado objetivo de amor incondicional, sin juicios ni autodesprecios.
Como decía Karl Jung: «Aquello que niegas te somete, y aquello que aceptas te transforma».
Un abrazo,
Sonia Coll

Comunicadora terapéutica, canalizadora, formadora y escritora.
Mi servicio es comunicar y acompañar en los procesos de cambios evolutivos. Como facilitadora transmito, activo y ayudo a integrar aquel conocimiento que permitirá a la persona una evolución en consciencia, tanto a nivel espiritual como en lo cotidiano, y lo llamo Sanación por Consciencia.
A su vez, toda la formación que ofrezco gira también entorno a adquirir una visión más elevada de la vida, facilitando así el bienestar ante cualquier desafío que aparezca.