Me Alegro

Me alegro si ya entendiste la vida.
Me alegro si ya no necesitas ayuda para comprender tu camino.
Me alegro si ya no sientes dolor.
Me alegro si sabes transitar sin tristeza.
Me alegro si ya trascendiste el concepto de muerte o pérdida.
Me alegro si encontraste tu manera de retirarte del mundo sin irte de aquí.
Me alegro si por ti solo lo solventas todo.
Me alegro de que sepas ver lo sagrado en ti y extenderlo a los demás sin esfuerzo.
Me alegra que a tu corazón ya le sobre todo, y el amor por ti mismo ya sea suficiente para ti.
Me alegra que te hayas hecho fuerte a través de esfuerzos, desilusiones y situaciones límite.
Me alegro de que veas cualquier crisis como una oportunidad divina de cambio.
Me alegro si te resbala toda espiritualidad o autoconocimiento.
Me alegro que hayas encontrado tu forma de vivir en completo desapego de todo y todos.
Me alegro que vueles por encima de toda carga y pena.

Soy feliz si todo esto te hace feliz.
Pero, solo te pido una cosa:
Acuérdate de aquellos que aún necesitan ayuda de otros;

Acuérdate de los que no les sobra nada y les falta todo.

Acuérdate de los que el apego a una persona, animal, planta o lugar puede ser, en estos momentos, su único salvavidas.

Acuérdate de los que están librando aún batallas, aunque tú ya las hayas superado.

Acuérdate de los que buscan un bastón humano o un abrazo comprensivo para pasar al otro lado del infierno, aunque tú ya sepas volar por encima del inframundo.

Acuérdate de que el tiempo aquí es lineal, y que aunque ta no te ate a ti, otros aún están aprendiendo a liberarse.

Acuérdate de que mientras pasabas por el horror tampoco te acordabas de volar.
Acuérdate de que cada uno se hace fuerte a su debido momento, como te ocurrió a ti.
Acuérdate de no empujar cuando para el otro, dar un simple paso hacia adelante es un esfuerzo sobrehumano.
Acuérdate de que juzgar no lleva a ninguna parte, salvo a sentirse más lejos del otro.
Acuérdate de que somos uno.
Acuérdate de eso.

Me alegro que hayas encontrado la paz, pero recuerda que otros aún no la saben ver. Recuerda que lo que a ti ya no te sirve, para otros puede ser su solución.

Recuerda que quizás otros aún necesitan reconectar con su propio Ser para hacer las paces con la luz y darse cuenta de lo que es la oscuridad.

Recuerda lo agotado que estabas. Recuerda ese rincón en la habitación donde te hacías pequeño y abrazando tus rodillas deseabas desaparecer del mundo.

Acuérdate ahora de respetar los infinitos caminos que se eligen a cada instante. Sean correctos o no.

Recuerda sostener desde el silencio, a esa ave de seguridad y fe que revolotea en ti, sabiendo que todos lograrán verla sin ser señalados, respirando por fin aliviados sin sentir el peso del juicio en sus espaldas a cada instante.

Imagina todos liberando esa ave a la vez.
Imagina millones de esperanzas volando juntas.
Imagina millones de agradecimientos volando juntas.
Imagina millones de alegrías volando juntas.

Visualiza tu sonrisa uniéndose a la de todos al sentir el abrazo de la tolerancia, la compasión y el amor. Más allá de dogmas, creencias, iluminados y santos.
Más allá de lo que uno conoce y otro no. Más allá de lo que crees que es la vida.
Más allá de tu verdad.
Más allá del amor… No. Más allá del amor no hay nada.
¿Te acuerdas?

Tu compasión puede ser el mejor regalo que le des a tus hermanos. Acuérdate de cómo agradecías que estuviesen a tu lado sin aleccionar, ni juzgar, ni señalar lo bueno o lo malo. La bendita compasión: acompañar con pasión y a la vez pasividad, es acompañar sin acción por tu parte. Es la presencia de tu Ser que se manifiesta en el silencio y en el respeto hacia el otro cuando te acuerdas que tú eres él y viceversa.
Y esa presencia nutre de paz a ambos y abre el camino. Sea el que sea.

Acuérdate hermano, que no te corresponde a ti saber el camino correcto de otros, sino recordar tan solo que se llega a un mismo destino.

Acuérdate de que tu plenitud no se use para juzgar lo que no lo es, sino para inspirar el recuerdo a los demás de lo que somos,

Me alegro que haya paz en tu vida.
Me alegro.

Con cariño,
Sonia Coll

Categorías Paz

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