En ocasiones, la persona se enamora de un ideal, de una ilusión. De alguien con quien descarga todas sus necesidades relacionales sin caer en la cuenta de que el otro no debe por qué cargar con nada, ni sentirse responsable de que su pareja tenga o no todas sus necesidades y deseos cubiertos.
Todo esto funciona mayormente a un nivel inconsciente, aunque los efectos son los mismos. No te das cuenta y el otro acaba pagando por todas tus expectativas no satisfechas. Seamos honestos, alguna vez en la vida ha sido así.
La frase «Estoy enamorada, estoy ilusionada», tiene mucho sentido. Pero observémoslo desde las dos definiciones que se le da a la palabra Ilusión.
Ilusión (nombre femenino)
El término ilusión tiene su origen en el latín illusĭo. Se trata de un concepto o una imagen que surge por la imaginación o a través de un engaño de los sentidos, pero que no tiene verdadera realidad.
Y ahí quería llegar. Pero también tiene otros significados:
1. Esperanza, con o sin fundamento real, de lograr o de que suceda algo que se anhela o se persigue y cuya consecución parece especialmente atractiva.
2. Sentimiento de alegría y satisfacción que produce la realización o la esperanza de conseguir algo que se desea intensamente.
Puede que sea necesario que nos paremos a pensar todo lo significa esta palabra. Cuando dices que estás ilusionado por algo, no solo quieres expresar que sientes alegría, sino que también albergas esperanza para que se manifieste un deseo. Pero una ilusión también significa un «engaño», una distorsión de la realidad.
Sea por un significado u otro, el enamoramiento puede que sea solo una «realidad» para tus sentidos, el mundo sensorial y la percepción física, con lo cual se llega a la conclusión que el Amor no tenga nada que ver con eso, sino que abarcaría un espectro mucho más amplio y profundo.
Ilusionarse forma parte de la experiencia humana. Tiene mucho que ver con la búsqueda del placer a través de los sentidos. Por eso, no pretendo juzgar las placenteras fases del enamoramiento, sino tan solo remarcarlas a través de la observación. Es más, en segun que etapas de tu vida, el «subidón» sensorial y emocional que provoca el enamorarse y sentirse correspondido, puede ayudarte a atravesar una fase dificil de tu trayecto de vida. La autoestima sube, el optimismo y la alegría también, entre otros muchos efectos más. De todas formas, conviene saber diferenciarlo del sentimiento puro de Amor. Seamos honestos en ello.
En este mundo, el ego te cautivará, hará que te centres en tus deseos y te presionará para que los persigas hasta que creas conseguirlos y satisfacerlos. Una vez sientas que lo conseguiste, hará que tu búsqueda de la satisfacción se reactive por otro lado, para que la persecución hacia lo imposible vuelva a empezar. Ese es su juego para mantenerte ocupado, distraído y atrapado en el mundo de las percepciones y las ilusiones.
Mira la siguiente imagen:
El juego de las ilusiones ópticas, también existe en la forma de percibir o entender aquello a lo que tú llamas Amor. ¿Viste animales o personas? No importa si viste una cosa o la otra. Lo interesante es que nuestra mente pueda escoger lo que ve.
El Amor irá siempre más allá de los límites que este mundo te muestra. Irá mucho más allá del placer de los sentidos, aunque eso sea una puerta de acceso.
Mucho tenemos que descubrir aún del Amor, pero la verdad es que solo debemos apartar las ilusiones del mundo que lo ocultan. Y eso se consigue a través de nuestra consciencia. Allí recordamos que el Amor es nuestra esencia, nuestro origen y nuestro final.
Sentir el enamoramiento es agradable aunque temporal y sujeto a tu escala cambiante de satisfacción. Sin embargo, sentir Amor (por ti mismo, por alguien o por algo) es sentir plenitud… Y eso no cambia… el ego o mente inferior no entra en ese territorio.
Sonia Coll
Comunicadora terapéutica, canalizadora, formadora y escritora.
Mi servicio es comunicar y acompañar en los procesos de cambios evolutivos. Como facilitadora transmito, activo y ayudo a integrar aquel conocimiento que permitirá a la persona una evolución en consciencia, tanto a nivel espiritual como en lo cotidiano, y lo llamo Sanación por Consciencia.
A su vez, toda la formación que ofrezco gira también entorno a adquirir una visión más elevada de la vida, facilitando así el bienestar ante cualquier desafío que aparezca.